jueves, 21 de mayo de 2015

Dormir sin llanto

Antes de nacer Jordi no nos informamos mucho acerca del sueño del bebé, así que fuimos improvisando un poco, leyendo artículos de internet y revistas de esas que pretenden ayudar a los padres en estos menesteres. Aunque teniendo en cuenta que optamos por una crianza de apego, cualquier método no era bueno para nosotros.


Existen muchos métodos y técnicas para ayudar a conciliar el sueño del bebé, pero del único que había escuchado hablar antes de ser mamá es el método Estivil. A pesar de mi falta de experiencia, si de algo estaba 100% segura era que no iba a poner en práctica este método. Estoy totalmente en contra, incluso creo que debería estar prohibida la venta de su libro. Dejar que el bebé llore me parece una tortura y he leído que tiene tantos efectos negativos que no creo que compense a nadie; ni a los padres que han de escuchar como su bebé llora desconsoladamente sin poder atenderlo hasta que no lo marque el reloj, sin cogerlo para consolarlo y diciéndoles una y otra vez que toca dormir; y mucho menos al bebé, que no entiende porque sus papas no lo cogen y lo mecen, porque es lo único que quiere y lo que realmente necesita.





Dejemos a un lado este método de tortura prematura y vamos a centrarnos en lo que realmente importa. El proceso de sueño de un bebé va variando por semanas e incluso por días y él necesita adaptarse a nosotros como  nosotros a él. Nosotros no lo tuvimos difícil del todo, Jordi desde el principio ha dormido unas cuatro o cinco horas del tirón, despertándose una o dos veces durante la noche.

Las primeras semanas lo teníamos en brazos hasta que caía rendido de sueño. Lo único que necesitaba era sentirse querido y arropado. Poco a poco fue ganando peso y vimos que había que cambiar de táctica si no queríamos acabar peor de la espalda.

A los dos meses lo empezamos a dejar en la cuna despierto pero atendiéndole en todo momento y si lloraba lo sacábamos y lo achuchábamos hasta que se calmaba. Unos días costaba más que otros, pero al final se dormía tranquilo.

Ahora lleva un par de semanas que le cuesta dormirse solo, así que para ayudarle a conciliar el sueño, justo acabar la toma le doy un poco más estirado en nuestra cama. En menos de cinco minutos cae rendido y luego lo pasamos a su cunita. Así se duerme super rápido y feliz, pero la parte negativa es que cuando se despierta busca la teta, porque él tenía una teta antes de dormirse y ... ¿ahora donde está?

Desde ayer estamos volviendo a intentar que se duerma solo en su cunita, ayer no funcionó, pero seguiremos intentando.

Durante la noche, cuando se despierta, a veces le doy el pecho en nuestra cama, el problema es que me duermo y no lo llego a pasar a su cuna, cosa que para él no es un problema, porque tiene self-service de teta durante tooooooooda la noche. Para mí es un inconveniente, porque nuestra cama es de 150 cm y nosotros somos grandes, así que me acabo pillando dolor de espalda con la mala postura que cojo.

Así que estoy volviendo a la técnica de darle la toma en el sofá, así luego me aseguro que no me quedo dormida, le cambio el pañal y lo dejo en su cunita. Aunque he de reconocer que lo más práctico y cómodo para los dos es dársela en nuestra cama si fuera un pelín más grande, aunque esto entraría en el tema del colecho que no nos ocupa hoy.

En resumen, después de cuatro meses de convivencia, no sé si existe un buen método o no, puedes encontrar muchos libros en el mercado, muchos artículos científicos que defiendan una u otra opción, pero sin duda lo que no puede faltar es el instinto maternal y el sentido común que es el más común de los sentidos, y cuando un bebé llora es porque necesita algo, por hambre, frío, miedo... o simplemente porque quiere que lo cojas. Los bebés necesitan el calorcito y el cariño de su mamá (de papá también, eh?) después de pasar los mejores 9 meses juntos.

Si buscas inspiración, aquí te dejo algunas lecturas de interés:








Ahora está en una fase cambiante

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